NUESTRO HUERTO

Bueno, nuestro, nuestro...es el huerto de nuestra casera (Truus, que es una mujer aunque a nosotros nos pueda parecer nombre de hombre), pero lo sentimos muy nuestro. Efectivamente, tenemos un  trato no escrito con ella: ella trabaja como una esclava y nosotros recogemos lo que produce. Es un buen trato.

Bueno, también curramos un poco. Y le enseñamos a hacer compost.

Nuestra casera ocupa una parcela de un huerto comunal que ofrece el ayuntamiento por un alquiler de 25 euros al año (agua incluída), a unos 10 minutos andando de Rhenen.

La verdad es que es divertido, además de la satisfacción de comer tus propios productos (llevamos un mes comiendo calabacines, por Dios que se termine ya!).

Aquí en Holanda no hay mucha variedad, pues tomates, pepinos y berenjenas sólo crecen en invernadero. Lo que sí se da muy bien son los calabacines, las coles (ahora en otoño), las fresas (a principios y finales de verano-siempre y cuando seas más rápido que los pájaros y las babosas), ruibarbo (el pastel de ruibarbo es impresionante), lechugas, rabanillos y frambuesas.

Unas fotitos...

Lo que veis al fondo es el arcón de madera de las herramientas (está abierto-aquí  no roban-).

Esto es una hortensia; no se come, pero alimenta el espíritu.

Nuestro compostero.

Esto son los calabacines que nos han dado calabacines sin parar todo julio y agosto.

Nuestra producción de moras; no muy abundante.

Nuestras fresas. Las de la izquierda son esquejes nuevos.

Nuestro bancal de lechugas y coles (también salgo yo).

 Hay huertos de los vecinos muy chulos. Os enseño una fotos más: